jueves, 4 de febrero de 2010

Nobody's Business


Nobody’s Business

Dirigida por Alan Berliner

1996

Estados Unidos de América

Alan Berliner construye una pieza cinematográfica a partir de sus intentos para establecer conversaciones con su padre y así poder hacer una reconstrucción histórica de su propia familia. Así que Nobody’s Business trata sobre la familia. Recuerdos, percepciones y eventos que unidos al tejido de la casualidad y lo aleatorio han causado la existencia misma del realizador de esta cinta. Por medio de esta recolección de palabras, imágenes, entrevistas e investigaciones, Berliner intenta definirse a su padre, creo que para definirse a sí mismo. Se muestra muy analítico y parece pedirle al espectador una posición de ejercicio mental, de pensamiento, para recorrer este aglutinamiento de pequeñas ideas y testimonios que edificarán su perspectiva en un medio audiovisual.

Se vale de diferentes recursos que conecta por medio del montaje para crear una especie de collage audiovisual. Utiliza diferentes medios como video, fotografías, películas caseras, intertextos y fragmentos de otras cintas para crear una cinta llena de textura. Por ejemplo, una de las secuencias donde más me llamó la atención el nivel conceptual y humorístico de este documental fue en los créditos finales. En esta secuencia escuchamos al padre diciendo una serie de profesiones decentes a las cuales se debió haber dedicado su hijo mientras que con burlesca sincronía aparecen escritos los roles que Berliner desempeñó para la realización de esta película. “Edited by”, “directed by”, “photographed by”, “sound by”, etc. Me parece que esto encaja y concluye acertadamente el discurso del director porque enfatiza el conflicto de las expectativas y nociones sobre la vida de su padre con las suyas. Pocos segundos después escuchamos al gruñón anciano quejarse de que su hijo vive a base de limosnas, es decir, becas. Justo en este instante aparece en la tipografía una leyenda de que este filme fue financiado gracias a un fondo. Con estos explícitos contrastes nos quedamos con otro ejemplo de la gran convicción de Alan Berliner para llevar a cabo sus proyectos a pesar de la opinión de una figura paterna que lo critica por su indecoroso estilo de vida.

Pero de ninguna manera se nota que el cineasta haga burla o le falte al respeto a su progenitor. Creo que hace todo lo contrario, un homenaje. Nobody’s Business sirve como un monumento a la memoria, a la reconstrucción del pasado. Antes de los créditos finales aparece el papá muy feliz recibiendo un pastel de cumpleaños por toda la familia en un restaurante. Pasan los créditos, la pantalla se torna negra y escuchamos una frase que le dicen al viejo: “make a wish”. “Pide un deseo”. Después de haber escuchado al viejo Oscar Berliner acusar y condenar a medio mundo me parece muy conmovedor que el cineasta decida acabar con esta frase que le dedica a su padre. Le está hablando del futuro, del progreso, de la ilusión. Lo entiendo como una forma de demostrar que la vida no ha acabado y que aún hay tiempo para tener deseos sobre el futuro.

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