lunes, 31 de mayo de 2010

The Thin Blue Line

The Thin Blue Line
Dirigida por Errol Morris
1988
Estados Unidos



Errol Morris recrea un asesinato de un policía en Dallas. De alguna manera los datos no cuadraban y a quien le dictaron sentencia parecía no ser el culpable. The Thin Blue Line utiliza principalmente reenactments y entrevistas para ir desenvolviendo el misterio y comprobar que el sentenciado, Randall Adams, es inocente. Lo más admirable de Errol Morris es que se atrevió a trabajar en este proyecto que le costó más de treinta meses de investigación. Él es quien comprueba la inocencia de Adams. ¿Fue este documental el causante de que se le levantaran los cargos a un hombre inocente?


¿Por qué un documentalista es quien tiene que llegar para poner las cosas en su lugar? Thw Thin Blue Line nace a partir de la sospecha de que algo olía mal. La falta de confianza en el sistema judicial de Estados Unidos es tan fuerte que detonó la investigación de una persona totalmente ajena a que descubriera la verdad tras dicho asesinato. Errol Morris desarrolla un cine que no se limita con observar, como Depardon o Wiseman, sino todo lo contrario: investiga y entra en acción. El trabajo de este documentalista puede ser visto como el de un detective particular que decide por sí mismo investigar un viejo crimen, y por medio de entrevistas y una específica reconstrucción de la escena del crimen, consigue resolverlo. La única diferencia entre Morris y este detective hipotético es que el primero además de todo, filmó toda su investigación y la empapó de una propuesta artística y de lenguaje cinematográfico.


Las escenas de la reconstrucción aparecen repetidamente a lo largo del largometraje, y se acoplan a los testimonios de los entrevistados. Al estilo de Rashomon vemos cómo se llevó a cabo el homicidio en diferentes perspectivas. Los rasgos esenciales son siempre los mismos (la malteada de Burger King que vuela por los aires, la pistola que se asoma por el asiento del conductor, la patrulla que se detiene en el acotamiento atrás del carro del asesino, etc.), pero la diferencia se encuentra en los pequeños detalles. Este reenactment cuenta con todos los elementos clave del lenguaje televisivo. Tomas repetidas, close-ups, cámaras lentas. Esto combinado con las entrevistas que parecen de set, le otorgan un sentido de hiperrealidad a la obra. Los excesos de la cultura pop s even manifestados en un crimen que parece de serie de televisión como CSI o Law & Order. Los reenactments tienen la finalidad de reafirmar la realidad, ya que demuestran la posibilidad física de lo que no hay pruebas; sin embargo detalles como la famosa malteada volando logran caer en una plasticidad deseada.


¿Cómo funciona esto? ¿Funciona? Una pareja sirvió como testigo en la corte cuando Adams fue acusado y afirmaron que éste era el culpable. Que lo vieron cuando pasaron en carro por ahí. Morris, por medio de la entrevista, descubre que estas fuentes no son de fíar, y que sólo buscaban la recompensa ofrecida por el gobierno de Dallas. Para estas personas de tan despreciable ambición, que son capaces de condenar a muerte a una persona por un pequeño fin lucrativo, la hiperrealidad de la estética del documental les podría parecer normal. Esta plasticidad es opacada por la suya. En la “realidad tablarroca” es común que las personas pierdan el sentido de lo natural. El lenguaje exagerado de The Thin Blue Line sólo pone en evidencia la capacidad de la gente para escapar de la realidad y vivir en su propia serie de televisión. Inclusive cuando esta pareja es entrevistada, lo hacen de manera fenomenal. Son lo que en el mundo del espectáculo se conoce como “naturales” (que en la práctica es justamente lo contrario a natural); son maestros ante la cámara. 


Así que la malteada volando en cámara lenta en la película no es nada a comparación de la malteada volando en cámara lenta en la mente de estas personas.

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